LA RESISTENCIA A LA INSULINA, Y SU ORIGEN EN LA DIETA.
Cada día observamos más casos de chicas jóvenes que comienzan a sufrir diabetes tipo 2; empiezan a tener niveles de glucosa en sangre de los cuales no son conscientes, y como están dentro del paréntesis del rango de normalidad no le conceden excesiva importancia, cuando es algo que debería preocupar por los riesgos que pueden generar a futuro.
Cada día observamos más casos de chicas jóvenes que comienzan a sufrir diabetes tipo 2; empiezan a tener niveles de glucosa en sangre de los cuales no son conscientes, y como están dentro del paréntesis del rango de normalidad no le conceden excesiva importancia, cuando es algo que debería preocupar por los riesgos que pueden generar a futuro.
Normalmente las personas que tienen miedo a engordar miden los alimentos por dos parámetros; la cantidad de azúcares que tiene y su cantidad de calorías, pero existen otros parámetros, como son el índice glucémico en sangre y la resistencia a la insulina que no se tienen en cuenta y están detrás de muchos problemas de obesidad.
Cada vez hay más gente que se vuelve resistente a la insulina; no queman los azucares de forma correcta, y aunque ingieran pocas calorías cada día cogen más sobrepeso.
¿Sabes qué es la insulina?
Se trata de una hormona que segrega el páncreas la cual transporta la glucosa en sangre a las células de los músculos, grasa e hígado para utilizarla como combustible y energía. La glucosa que no se usa se queda como un exceso de grasa en el tejido adiposo.
El índice glucémico mide, en valores de 1 a 100, la rapidez con la que los alimentos que comemos se transforman en azúcar en sangre. Se tiende a medir el nivel de glucosa en sangre, pero este valor no se tiene mucho en cuenta.
El problema de la resistencia a la insulina tiene un origen indudable en la dieta que hacemos. Existen alimentos con un índice glucémico muy alto, como el pan blanco, la cerveza o la harina de trigo y maíz. Estos alimentos ingeridos de una forma poco controlada, pueden crear constantes picos glucémicos, creando constantes alertas de llamada a la insulina que termina agotando la capacidad de reacción de nuestro cuerpo.
Ante este problema se dan soluciones medicamentosas como la metformina, para ayudar a regular la cantidad de glucosa en sangre. Este medicamento hace que tu cuerpo sea más sensible a la insulina y disminuya la cantidad de glucosa que libera el hígado.
Después de este medicamento, si no se realiza una correcta dieta que erradique el origen alimenticio del problema, llegará la necesidad de inyectarse insulina, y por ello es tan importante ser consciente cuanto antes de la necesidad de realizar una dieta adecuada.
Desde los años ochenta cuando se descubrió el colesterol, la pirámide nutricional marcada nos anima a tomar muchos hidratos de carbono desplazando el consumo de grasa. Pero por un lado es importante distinguir entre los hidratos de carbono complejos y simples. Porque los simples llegan directa y rápidamente a la sangre pudiendo causar constantes picos glucémicos a la vez que una mayor sensación de hambre. Hay que tomar hidratos d carbono complejos como verduras y legumbres, y reducir el consumo de azucares simples.
Y no hay que olvidar que las grasas buenas tienen efecto saciante y evitan ese picoteo constante que conduce a los picos glucémicos. Además son buenas para la digestión y pueden ser termogénicas, haciendo que el propio metabolismo sea capaz de consumirlas.
Por otro lado hay análisis como la prueba de la hemoglobina glicosilada que nos da el valor medio de glucosa en tres meses. Y es importante no conformarte con estar dentro del paréntesis de los valores que se consideran normales; debes mantenerte por debajo de dichos valores para evitar riesgos futuros.
En resumen; ¡consume grasas buenas, hidratos de carbono complejos y reduce los azucares simples! La gran pandemia de la obesidad se debe a factores como el consumo de productos que crean picos glucémicos ¡Y es algo que se puede evitar!