Parásitos intestinales: tipos y su mejor tratamiento natural
Hoy os queremos hablar de una patología de la que seguro habéis oído hablar, pero de la que no existe demasiada información, los parásitos intestinales o lombrices.
A la hora de decir en qué consisten, la forma más sencilla de explicar lo que son los parásitos intestinales, es que son microorganismos que viven en nuestro intestino, que se alimentan de nosotros y que además pueden reproducirse generando alguna infección o simplemente malestar.
Normalmente el origen de los parásitos está en una mala salubridad:
- Consumo de agua no purificada o contaminada .
- Consumo de alimentos sin limpiar o mal limpiados.
- Caminar descalzo en lugares sucios y/o sin desinfectar.
- Bañarse en mares o ríos contaminados.
En caso de que tengáis alguna duda de si tenéis o no parásitos en el intestino podéis analizar los síntomas más comunes de esta patología que suelen ser digestivos:
- Falta de apetito o lo contrario, muchas ganas de comer.
- Problemas para aumentar de peso.
- Intolerancia a algunos alimentos.
- Constipación
- Mal aliento
- Diarrea
- Reflujo
- Acidez
Además, también pueden producir cambios en el sistema nervioso como inestabilidad emocional, desgana, falta de memoria y/o concentración, insomnio e irritabilidad.
Tipos de parásitos intestinales
Existen varios tipos de parásitos intestinales algunos más conocidos y comunes y otros no tanto. Eso sí, por regla general, los niños son los que más sufren esta patología, da igual el tipo de parásito que sea.
- Oxiuros: es el parásito intestinal más conocido y frecuente. Son pequeños gusanos que suelen alojarse en el ano y se reproducen mientras dormimos, cuando los parásitos hembra ponen miles de huevos en la zona perianal. Como ya sabréis, el síntoma más común de las lombrices en el picor en la zona anal o vaginal, pero también puede producir dolor de estómago, náuseas, irritabilidad o insomnio. Como hemos dicho, es el tipo de parásitos más común en niños ya que se transmite de unos a otros con mucha facilidad.
- Giardias: está totalmente relacionado con el consumo de agua contaminada y aunque no tiene síntomas importantes suele producir diarrea acuosa, heces blandas, pérdida de peso, dolor estomacal…
- Blastocystis hominis: se encuentra normalmente en las heces de los niños y suele manifestarse con diarrea o dolor estomacal. Esta infección normalmente mejora por sí sola.
- Ascaris: parásito que suele afectar a niños y que es un gusano que puede reproducirse en el cuerpo creando graves problemas. Los síntomas son vómitos, dolor abdominal, pérdida de peso. Los niños suelen echar los gusanos a través del vómito y heces.
- Dientamoeba: suelen afectar a niños tras consumir agua o alimentos contaminados, aunque es difícil de detectar porque no suele tener síntomas asociados.
- Amebas: puede ser leve o grave y solo en este segundo caso acarrea síntomas como fiebre, diarrea, pérdida de peso e ictericia en los más pequeños.
- Tenias: está asociado al consumo de agua o alimentos en mal estado y tras ingerir los huevos del parásito que al llegar al intestino se multiplican. Por lo general no acarrea síntomas, aunque puede causar anemia, dolor abdominal, náuseas o diarrea.
Tratamiento natural para los parásitos
En estos casos, el aceite esencial de árbol de té es sin duda uno de los mejores productos naturales para tratar los parásitos. Entre sus múltiples propiedades antibacteriano, antiviral y antifúngico, es un potente antiparasitario, no solo intestinal. Además, lo podemos tomar por vía tópica, aplicando 2 gotas en la zona a tratar 3 veces al día u oral, tomando 1-2 gotas al día sobre un comprimido neutro.
A su vez será importante que acompañemos el tratamiento de árbol de té con una profunda limpieza intestinal. Nos ayudará en varios aspectos: a eliminar las toxinas, aumentar la energía, mejorar nuestro sistema inmunitario y, en definitiva, nuestra salud.
Y no nos olvidemos de ir siempre con calzado (piscinas, campo…), limpiar las frutas y verduras antes de consumirlas (sobre todo cuando lo vayamos a hacer crudas) y evitar posibles focos de parásitos como las aguas no potables, ríos no demasiado limpios.