En farmacia natural Olaiz, encontrarás los mejores medicamentos para el dolor de garganta de las marcas más conocidas. Los medicamentos bucofaríngeos incluyen principios activos analgésicos, antiinflamatorios, antisépticos y anestésicos. Suelen ser en formato spray, pastillas o comprimidos para chupar normalmente, y cuando el dolor de garganta se acompaña de más síntomas catarrales entonces suelen tratarse ya de sobres con más componentes.
Todas estos medicamentos para el dolor de garganta buscan aliviar el síntoma, es decir el dolor pero en ningún caso tratan el origen de la patología.
Los medicamentos para el dolor de garganta principalmente son en forma de pastillas para chupar, sprays bucofaríngeos, jarabes, gotas orales o comprimidos.
Cuando el dolor de garganta está acompañado de otros síntomas como dolor de cabeza, dolor muscular, fiebre... entonces podemos encontrar la medicación principalmente en formato comprimidos o sobres.
Las pastillas para chupar para el dolor de garganta o los sprays de garganta pueden poseer diferentes principios activos, siendo los más comunes:
• Anestésicos: duermen la zona para evitar el dolor, dejando al órgano sin posible respuesta, defensa propia, reduciendo la secreción de saliva. Lidocaína, benzocaína… strepsils con lidocaína, bucomax con lidocaina, angileptol, frenagar anestésico, bucometasana...
• Antiinflamatorios: para bajar la inflamación de las amígdalas se utilizan antiinflamatorios y reducir así el dolor. Ibuprofeno, naproxeno, flurbiprofeno… lizifen, strefen, frenagar. La inflamación es una buena respuesta inmunológica para poner en marcha todo nuestro sistema de defensa que nos lleva a la curación. Si bajamos la inflamación aliviamos una molestia pero vamos en contra de nuestro sistema inmunológico. Entendemos el uso de antiinflamatorios en esta patología cuando la inflamación de las amígdalas supone un riesgo importante para la salud, que hasta puede dificultar el tragar alimentos y respirar correctamente, pero no su uso habitual. La toma de antiinflamatorios va hacer que el proceso no sea tan agudo, no haya tanto dolor y tanta inflamación, pero que se alargue en el tiempo y facilitando las anginas de repetición.
• Antisépticos: son antimicrobianos de uso local, para chupar, hacer gárgaras… para evitar que avance la infección. Clorhexidina… bucometasana, lizipaina, strepsils… No tienen una acción selectiva sólo para el patógeno, sino que también destruyen parte de nuestra flora bucofaríngea que es la que nos defiende de la entrada de microorganismos por la boca cuando comemos y respiramos.
• Analgésicos: alivian el dolor sin dormir la zona, creando una falsa percepción de mejoría, suprimiendo una alerta muy importante que nos da el cuerpo que es el dolor, para avisarnos que está enfermo y que necesitamos cuidarnos. Paracetamol… dolostop, gelocatil, termalgin
Los medicamentos bucofaríngeos se toman normalmente dejándolos disolver en la boca (chupándolos) y máximo 4 o 5 pastillas al día. Los que son en formato spray, se aplican directamente en la garganta, pulverizando sobre la zona irritada o dolorida. Hay que intentar tanto después del spray como de los comprimidos intentar estar sin comer ni beber nada durante al menos un para de horas.
Los medicamentos para el dolor de garganta son los que calman el dolor a partir de prinicipios activos analgésicos, antiinflamatorios y anaestésicos.
El dolor de garganta puede aparecer por cambios bruscos de temperatura, en épocas de aires acondicionados o en el paso del otoño al invierno. El dolor de garganta puede estar causado por faringitis, amigdalitis y laringitis.
También puede afectar el enfriamiento, las bebidas frías, mojarse el pelo, los hielos...
Y un virus, ya que la mayoría de las infecciones comienzan siendo víricas y sólo si nuestro sistema inmunológico no puede superarlo se sobreinfectará con bacterias. Muchas veces puede este dolor de garganta ir asociado a dolor de cabeza, catarro o síntomas gripales.
Los medicamentos para el dolor de garganta actúan tratando el síntoma. Pueden anestesiar o dormir la zona para crear una falsa sensación de mejoría o pueden calmar el dolor bajando la inflamación.
Existen bucofaríngeos en formato spray, pastillas para chupar, comprimidos o jarabes.
Las moléculas más conocidas son:
• Anestésicos: duermen la zona para evitar el dolor, dejándo al órgano sin posible respuesta, defensa propia, reduciendo la secreción de saliva. Lidocaína, benzocaína… strepsils con lidocaína, bucomax con lidocaina, angileptol, frenagar anestesico, bucometasana...
• Antiinflamatorios: para bajar la inflamación de las amígdalas se utilizan antiinflamatorios y reducir así el dolor. Ibuprofeno, naproxeno, flurbiprofeno… lizifen, strefen, frenagar. La inflamación es una buena respuesta inmunológica para poner en marcha todo nuestro sistema de defensa que nos lleva a la curación. Si bajamos la inflamación aliviamos una molestia pero vamos en contra de nuestro sistema inmunológico. Entendemos el uso de antiinflamatorios en esta patología cuando la inflamación de las amígdalas supone un riesgo importante para la salud, que hasta puede dificultar el tragar alimentos y respirar correctamente, pero no su uso habitual. La toma de antiinflamatorios va hacer que el proceso no sea tan agudo, no haya tanto dolor y tanta inflamación, pero que se alargue en el tiempo y facilitando las anginas de repetición.
• Antisépticos: son antimicrobianos de uso local, para chupar, hacer gárgaras… para evitar que avance la infección. Clorhexidina… bucometasana, lizipaina, strepsils… No tienen una acción selectiva sólo para el patógeno, sino que también destruyen parte de nuestra flora bucofaríngea que es la que nos defiende de la entrada de microorganimos por la boca cuando comemos y respiramos.
• Analgésicos: alivian el dolor sin dormir la zona, creando una falsa percepción de mejoría, suprimiendo una alerta muy importante que nos da el cuerpo que es el dolor, para avisarnos que está enfermo y que necesitamos cuidarnos. Paracetamol… dolostop, gelocatil, termalgin
No. La mayoría de las infecciones comienzan siendo víricas y sólo en el caso en el que nuestro sistema inmune no esté a la altura, es cuando atacan las bacterias.
En el caso de infecciones víricas no es necesario el antibiótico.