Propiedades y beneficios del calcio, magnesio, hierro y zinc
Los minerales son nutrientes no orgánicos que nuestro cuerpo necesita en cantidades pequeñas para un buen funcionamiento. Las propiedades de los minerales ayudan a la formación y mantenimiento de los huesos, a la regulación del ritmo cardiaco y a la producción de hormonas y enzimas.
Los minerales se dividen en 2 tipos: los macrominerales, que son aquellos que el cuerpo necesita en mayor cantidad para un buen funcionamiento del organismo y los oligoelementos, de los que solo son necesarias pequeñas cantidades ya que su exceso (aunque también su falta) puede ser perjudicial.
En total son 26 los minerales que se encuentran en el cuerpo y suponen entre el 4 y 5% de nuestro peso. Los más importantes son los macrominerales calcio y magnesio y los oligoelementos hierro y zinc. Otros son el fósforo, potasio, azufre, sodio, selenio, yodo, flúor…
Calcio
El calcio es el mineral más presente en el cuerpo y el más importante. Se encuentra sobre todo en los dientes y los huesos, aunque los tejidos corporales, las neuronas, la sangre y otros líquidos del cuerpo también tienen de este material.
Entre las propiedades de este mineral está la de sobra conocida: el mantenimiento de los huesos y dientes densos y fuertes. Pero, además, el calcio es necesario para otras funciones del cuerpo:
- Funcionamiento de los músculos.
- Funcionamiento de las enzimas digestivas.
- Contracciones musculares.
- Latido del corazón.
- Coagulación de la sangre.
- Metabolismo energético.
- Proceso de neurotransmisión.
Una mala alimentación puede provocar un descenso de este mineral, aunque también ocurre con las mujeres durante la menopausia ya que por los cambios hormonales tienen más predisposición a reducir su densidad ósea y necesitan una suplementación del mineral.
Por otro lado, es importante un equilibrio entre el calcio y otros minerales como el magnesio. En este caso debemos contar con el doble de calcio para un correcto funcionamiento.
En Olaiz encontrarás suplementos naturales de calcio, pero también hay muchos alimentos con gran aporte de este mineral. Además de la leche, otras fuentes de calcio con las anchoas, las sardinas, las almendras, los higos secos, las judías blancas, las acelgas o el puerro. Y otra una fuente de calcio desconocida para muchos es el agua mineral.
Si hay problemas para absorber y fijar el calcio podemos recurrir a la Vitamina D como el fosforo y el magnesio.
En cuanto a las contraindicaciones, debemos tener cuidado con no tenerlo en exceso ya que puede producir problemas renales y rigidificación arterial. Para evitarlo, los complementos con calcio de coral son una buena opción ya que no se acumulan en el riñón ni en la vesícula.
Magnesio
Otro de los macrominerales es el magnesio, con unas propiedades importantes para mantener una buena salud cardiovascular y una correcta y fuerte salud ósea. De hecho, el magnesio interviene en muchas reacciones químicas de nuestro cuerpo, por ejemplo, como relajante muscular, con los beneficios que esto supone para un buen descanso físico y mental, y como laxante para tratar el estreñimiento.
La falta de magnesio puede llegar como consecuencia de la ingesta de algunos medicamentos como el omeprazol. En estos casos, para solucionarlo, suele ser suficiente con la toma diaria de una sal adecuada.
Cuando queramos comprar magnesio lo podemos encontrar en forma de sales de sulfato, carbonato citrato o bisglicinato, cada uno con una absorción distinta.
Para una buena absorción, lo mejor el tomar citrato o bisglicinato que se absorbe alrededor de un 50% y 80% respectivamente. Además, el citrato tiene una gran asimilación por parte del organismo. En todo caso, lo mejor es tomar magnesio acompañado de taurina para facilitar la asimilación.
En cuanto a los alimentos, el magnesio se encuentra en los frutos secos (almendras y cacahuetes principalmente), los garbanzos, guisantes, maíz….
Hierro
El hierro es un mineral cuyas propiedades son necesarias para el crecimiento y el desarrollo del cuerpo, es necesario para fabricar hemoglobina, la proteína de los glóbulos rojos, que transporta oxígeno a los órganos y tejidos del cuerpo. Es el oligoelemento más abundante del organismo.
Los alimentos ricos en hierro se dividen en dos tipos: el hierro hemo de origen animal y de fácil absorción y el hierro no hemo que proviene de otros alimentos (huevo, cereales, legumbres, vegetales…) y que se absorbe con mayor dificultad. Lo mejor es mezclar algo de carne con legumbres o verduras de hojas oscuras para mejorar hasta tres veces la absorción de hierro de los vegetales.
Una bajada de hierro suele estar provocada por las pérdidas menstruales en las mujeres premenopáusicas y el sangrado digestivo en los hombres.
Si es necesario un aporte externo de hierro es mejor optar por las sales ferrosas (Fe++) ya que se absorben mejor que las férricas (Fe +++). En todo caso podemos recurrir a los alimentos ricos en vitamina C que aumentan la absorción de hierro.
Zinc
El zinc lo tenemos por todo el cuerpo, en las células. Su función es ayudar al sistema inmunitario a combatir bacterias y virus. Además de que es un muy buen cicatrizante de heridas.
Otras las propiedades del zinc son:
- Antienvejecimiento: combate los radicales libres que favorecen el envejecimiento celular. El zinc protege a nuestras células de oxidarse.
- Cuidado del cabello, la piel y las uñas.
- Sebo regulador: para el cuero cabelludo graso y pieles con tendencia acneica.
- Fertilidad: es un componente importante del esperma y su déficit es una de las causas de la infertilidad masculina.
Lo suplementos de zinc los podemos encontrar en forma de sales de sulfato, carbonato citrato, o quelado con una proteína. A la hora de elegir, los sulfatos se utilizan más como sebos reguladores y los citratos y quelados más vía oral por su mayor disponibilidad.
Otra forma de mejorar nuestro depósito de zinc es con alimentos como las ostras cocidas, el germen de trigo, las semillas de sésamo, las almendras y diversas carnes.
Como hemos comentado antes, además de estos, otros minerales de nuestro cuerpo son el selenio, fósforo, azufre, flúor, cloro, manganeso o el yodo.